“Susúrrale mi nombre al viento” es la tercera y última entrega de la trilogía “Hermanos McGregor”. En esta ocasión tenemos la historia de Logan, el hermano de Meg (protagonista de “El hielo bajo tus pies”) y Aili (protagonista de “No puedo evitar amarte”). Logan es diplomático y pasa la mayor parte del tiempo en la corte del rey Guillermo. Hace años estuvo prometido en secreto con Edine McEwen pero, sin saber cómo, se encontró con que ella lo había abandonado para casarse con otro. Desde entonces, no ha vuelto a ser el mismo. Ahora, su rey lo manda al clan McLaren para ayudar a Grant, jefe del clan y amigo de Logan, a organizar una reunión entre todos los jóvenes casaderos de los distintos clanes con el fin de fomentar las uniones. Allí volverá a encontrarse con Edine y con todo lo que ella supone para él.

Tenía muchas ganas de leer la historia de Logan porque me pareció un personaje muy bueno cuando lo conocí en las dos primeras entregas. No obstante, aunque esta tercera novela está bien, no es igual de buena que las otras 2. Primeramente, el protagonismo está dividido. Es decir, la historia central va saltando de unos personajes a otros y no son solamente la pareja principal, Logan y Edine, sino que hay varias parejas que se desarrollan… con mejor o peor suerte. Así, tenemos también como protagonista a Isobel, la prima rebelde de Edien y al propio Grant. Y, de rebote, a Elisa, prima de Grant, y al jefe de los McPhereson. En mi opinión, esto genera un lío innecesario que hace que la acción vaya de unos a otros y el lector se confunda. Además, dicha acción sólo se da para emparejarlos como por arte de magia, sin que apenas pase nada romántico entre ellos. Es como si les diera un flechazo y ya está.

Otro inconveniente que he visto en esta entrega es que Isobel y Edine son prácticamente iguales en cuanto a forma de ser y se pisan la una a la otra en la narración. Y, además, ambas son calcos de Meg, la primera protagonista. Si Isobel se hubiera diferenciado en forma de ser de Edine, creo que habrían tenido un protagonismo compartido mucho más eficaz. Las 2 son respondonas, decididas e independientes. E Isobel es, además, borde porque sí. Nada más se presenta en el clan McLaren y conoce al pobre Grant, le da un desplante salido de la nada. Es como si la autora tuviera que hacer que sus personajes se chinchasen entre ellos sin ninguna razón de peso y queda un poco mal.

Con Edine no he conseguido conectar. Su forma de ser no me termina de convencer y su historia, aunque es muy triste y entiendo un poco por qué actúa así, no le veo sentido a que lleve sus secretos al extremo durante tantos años con un personaje como Logan, en quien se puede confiar y que te soluciona la vida siempre. Creo que Logan se merecía una historia mejor y una pareja mejor porque no pega con Edine, en mi humilde opinión.

Sobre la historia, la verdad es que no sucede nada. Muchos personajes se reúnen en un castillo por orden del rey, para emparejarse. Y eso es todo. Más allá de unos cuantos diálogos, de entrenamientos y comidas, no hacen absolutamente nada. Una reunión así podría haber dado para mucho. Como excursiones o bailes o cosas de ese tipo que hicieran la historia más entretenida y las relaciones más creíbles. La poca acción que hay es la justa para que suceda algo. Al final queda todo arreglado, pero no es el broche de oro que esperaba para esta trilogía. Y los fallos gramaticales, de estilo, etc. siguen estando ahí.

Le doy un 2’5 de 5. Es una novela entretenida para pasar el rato, pero no es comparable con las 2 predecesoras.