Este es el primer libro que leo de Hope Tarr y no será el último, ya que me he llevado una grata sorpresa. Con su forma de narrar, sencilla pero elegante, la autora ha logrado crear una emotiva historia que me ha cautivado. Me ha transmitido tantas emociones juntas que me resulta difícil describirlas.

El libro está muy bien documentado. Me ha llamado la atención que no se trata de la típica novela romántica histórica sobre duques, condes y bailes de salón. No. Es muy realista, tanto en su ambientación como en el desarrollo del argumento. Describe a la perfección la crudeza de una época y clase social que en otras novelas más ligeras nos pintan de idílica, pero que en verdad no lo era. Hope Tarr no tiene reparos en contar hechos desagradables o mostrarnos la naturaleza vil de personas que se aprovechan de las desdichas de otros, y los actos de seres llevados al límite cuando no tienen nada que llevarse a la boca.

Esta es una historia de personajes con luces y sombras, con pasados turbios y con los defectos y las virtudes que cualquiera pueda tener. Hubo momentos, sobre todo al principio, que sufrí bastante cuando se relatan algunos sucesos.

Pero poco a poco, conforme avanza la lectura, la trama se va volviendo más relajada e incluso llega a tener ciertos toques simpáticos.

Simon es un hombre hecho a sí mismo que carga a sus espaldas con una terrible culpa, es por ello que no consigue ser feliz, a pesar de las muchas riquezas y logros que ha alcanzado gracias a su esfuerzo.

Christine es una mujer con un pasado muy duro, que le ha tocado ser la fuerte para poder sacar a sus hermanos adelante y escapar de la maldad de su primo.

Aunque Simon y Christine parecen dos personas muy diferentes, en realidad son bastante parecidos porque provienen del mismo mundo, de los bajos fondos, y los dos tienen que vivir con duros recuerdos.

Es bonito ver a Cristine aprendiendo modales, a comportarse como una dama y enamorándose más de Simon a cada paso, aunque piensa que nunca podrá aspirar a conseguir su amor. Ella solo quiere un futuro mejor, un trabajo decente para ganarse la vida y poder cuidar a sus hermanos.

Algo que me ha extrañado es que he leído que esta autora tiene cierta tendencia a incluir muchas escenas muy subidas de tono en sus libros, sin embargo, aquí no he encontrado nada fuera de lo común. Al contrario, me ha gustado porque le da más protagonismo a las miradas, al cariño y la amistad que se va forjando despacio entre Simon y Christine. Aquí no se narran grandes pasiones ni encuentros explosivos, la relación entre los dos es tierna, pasando de la admiración a la complicidad y por último al amor.

Tal y como dije al principio, No se puede vivir sin amor me ha gustado y me ha dejado con ganas de leerme toda la obra de esta escritora al completo. Espero que el resto me cause la misma buena impresión o incluso mejor.