El Conde de Lisle acaba de llegar de unas peligrosas excavaciones arqueológicas en Egipto y ya se ha metido en un nuevo lío: su familia le manda supervisar las obras de restauración del castillo de Gorewood, que se dice que está habitado por fantasmas. Para colmo, miss Olivia Wingate-Carsington, una encantadora jovencita con un talento innato para complicarle la vida, decide apuntarse a la expedición. Cuando llegan al lúgubre castillo, los intrépidos jóvenes deben hacer frente a un peligro inesperado: la llama que empieza a arder en sus tercos corazones.

Tengo que reconocer que Peregrine y Olivia de mayores, son exactamente iguales a como los conocí de niños, el honorable, responsable, serio y con una pasión desmesurada por Egipto y sus misterios y Olivia, totalmente opuesta, escandalosa, nerviosa, romantica y, como la define el, un huracán, hermoso pero desestabilizador.

Estos dos caracteres, se sienten atraídos de una manera desmedida y ahí está la trama de la estupenda novela, que transcurre, la mayor parte, en Escocia, donde lucharán por reconstruirlo, contra unos ladrones y contra esa atracción que para los dos, puede ser el desastre más grande que pueda existir .

Me ha encantado, me he divertido y como siempre, me ha dejado con ganas de seguir leyendo a esta escritora.
4/5