Le estoy cogiendo el gustillo otra vez a la romántica histórica, un género que aunque me gusta no es mi preferido. Y es que desde que conocí a Verónica y empecé la serie Manchester me tiene muy enganchada, entre otras cosas porque como va entrelazando unas historias con otras, vamos conociendo a personajes de los que al final te quedas con ganas de adentrarte en su propia aventura.

A Oliver lo conocí en El error de Lady Susan, un personaje que me quedé con muchas ganas de descubrir y de saber como saldría de la maldición que le echó Lisa Stone.

Emma Harrelson a sus veinticuatro años está considerada una solterona, ella se ha dedicado a viajar con sus padres y conocer mundo, por lo que la llaman Lady Salvaje. Pero al morir su progenitor ha tenido que volver con su madre a Londres, aunque ella no encaja para nada en la sociedad londinense y tiene sus ideas muy claras. Sabe que a su edad el matrimonio es casi imposible, tampoco tiene ganas de perder su libertad, pero eso no impide que quiera conocer lo que es la pasión de la mano de un buen amante.

Emma está a la búsqueda de alguien que le haga descubrir un mundo del que es bastante ignorante, cuando aparece en su vida el duque de Ashton, con el que choca inmediatamente porque no pueden ser más opuestos, aunque ya sabemos aquello de que los polos opuestos se atraen..

Oliver Worth, duque de Ashton, es un hombre recto, serio, insensible y con un corazón de hielo. Cuando ve que el compromiso de su hermana peligra por la intromisión de la señorita Harrelson, no duda en meterse por medio y alejarla como sea del prometido de Amelia.

Emma y Oliver chocan desde el momento en el que cruzan la primera palabra, sin embargo no pueden evitar sentirse atraídos el uno por el otro, y ¿por qué no dar rienda suelta a la pasión que sienten si no van a implicar el corazón? ¿o tal vez sí?

Como es característico en las novelas de esta autora, los enredos, celos, malentendidos y chismosos están al orden de día, pero eso es lo que las hace especiales y divertidas.

En cuanto a los personajes me han encantado, los dos, tan diferentes y lo bien que se complementan.
Emma es una mujer inquieta, curiosa, le va la aventura y quiere conocer algunas cosas que solo les están permitidas a los hombres, por eso no duda en contar con su amiga Valerie y el marido de esta para adentrarse en algunas de ellas. Como sabe que para el matrimonio ya se le ha pasado el arroz y no quiere envejecer sin saber lo que es la pasión, está decidida a encontrar un buen amante, aunque nunca pensó que sería alguien tan estirado y clasista como el duque de Ashton, y tampoco que su corazón comenzaría a latir por él.

Oliver es un hombre que ha tenido una infancia complicada, con un padre muy autoritario que no le dio cariño pero si una preparación y educación para que fuera un duque estricto, intransigente y muy frio. Porque eso es lo que caracteriza a nuestro querido duque. Pero lo que no sabe él que su corazón de hielo se va derritiendo cada vez que ve o está con Emma, y los celos que lo carcomen lo llevarán a hacer cosas de las que luego se va a arrepentir.

Me ha gustado ver como cae de su pedestal y descubre que su corazón si que está dispuesto a amar y precisamente a la persona a la que no debería.

Como secundarios aparecen muchos de los que ya conocemos, Valerie y Jason, que son importantes en la historia, Susan y Lee, Lisa, y como no, mi querido Patrick, marqués de Ailsa, que siempre tiene que solucionar las papeletas de sus pupilas y que ya tengo muchas ganas de conocer su propia historia.
Pero también ha habido otro personaje que me ha ganado, y es el conde de Chesterfield y sus gustos peculiares, aunque ya ha comentado Verónica que también tendrá su libro.

La maldición del duque de Ashton es una bonita historia, divertida y sobre todo adictiva, ya que una vez empiezas no puedes parar de leer. Una historia en la que los enredos se van sucediendo uno tras otro y los personajes se ven involucrados en escándalos varios, de los que tienen que salir con la ayuda de nuestro marqués favorito.