Se trata del séptimo volumen de la serie Highlander y como los anteriores se puede leer de forma independiente.

Cian MacKeltar es un druida del siglo IX cuya suerte cambió el día que cumplió treinta años. Traicionado por un supuesto amigo cometió una intromisión al Pacto forjado con los invisibles. Su error le llevó a ser borrado de los escritos del clan y a clausurar su amplia biblioteca. Encerrado en el Cristal Oscuro su vida parece que puede cambiar después de mil ciento treinta y tres años encerrado.

Jessi St. James es una joven de veinticuatro años, estudiante de arqueología, con una aburrida vida, un rígido horario con muy poco tiempo libre, y que apenas consigue llegar a fin de mes. Ve como su carácter apasionado, temperamental y divertido se va apagando poco a poco mientras busca al hombre de su vida. Desde luego no esperaba encontrarlo. Por eso, cuando ve un enorme Highlander de casi dos metros, magnífico y extremadamente guapo, dentro de un Espejo, cree que está soñando. Por lo menos eso creía hasta que está a punto de morir por esta antiquísima reliquia. Su única oportunidad de vivir es confiar en la palabra del desconocido druida y mantenerse a su lado durante veintidós días más. En un intento de luchar con la maldición viajarán a Escocia en un accidentado viaje. El espejo está empeñado en reclamar a Cian en los momentos más insospechados, encontrándose Jessi en dificultadas en muchas ocasiones. Pero allí, en las tierras de los Keltar, contarán con la ayuda de otros dos importantes druidas del clan. Sin embargo, para romper el pacto Jessi deberá optar por dejar morir a Cian o encontrar un acto interesado que pueda romper el maleficio.

Se trata de un libro con una trama similar a los anteriores de esta saga en donde un druida es encerrado por quebrantar su código. Su única posibilidad de conseguirlo es “solicitar” la ayuda de una mujer apasionada y temperamental que no le pondrá las cosas muy fáciles. Aunque hay similitudes con los libros de Dageus y Chloe y Drustan y Gwen, me ha gustado la novela. No cuenta nada especialmente nuevo, pero no te pierdes con los personajes y objetos mágicos que salen aquí. En otras novelas paranormales se enrevesa tanto la historia que no puedes evitar perderte, o ir tomando notas, para facilitar la lectura. Y, como en las otras había un malo, malísimo, personaje. En este caso, es Lucan Myrddin Trevayne. Un hechicero tremendamente rico y apuesto, y muy poderosos. Junto con un grupo peculiar y selecto de hombre lograba imponer su voluntad. Y, perder la inmortalidad, le supondría un sacrificio. Uno por el que no estaría dispuesto a dejar marchar sin luchar.

Para finalizar, considero el libro ameno y recomiendo su lectura. A mí si me ha gustado. Pero que nadie busque una novela inolvidable, pues creo que no lo es.

La puntúo con un 4 sobre 5.