Judith y Jacqueline Malory no son simplemente primas; son mejores amigos inseparables. Al negarse a perderse la presentación de Jacqueline en Connecticut, Judith convence a sus padres, James y Georgina, de que le permitan retrasar unas semanas su debut en Londres para poder acompañar a su prima. Ninguna de las chicas tiene intención de enamorarse durante su primera temporada. Pero los planes de Judith se ven alterados cuando a bordo del barco se encuentra cara a cara con el fantasma que ha estado atormentando sus sueños.

Sin que los Malory lo supieran, el marinero Nathan Tremayne es un contrabandista con una soga alrededor del cuello. Decidido a llevar a cabo una misión encubierta en Estados Unidos que podría conseguirle el perdón, Nathan siente que Judith está en problemas. De alguna manera, la muy descarada conoce su secreto, y ahora lo está chantajeando para que cumpla sus órdenes, enseñándole cómo cómo besar. Si bien las pasiones pueden elevarse en alta mar, Nathan sabe que esta belleza aristocrática simplemente se está divirtiendo con un sinvergüenza como él.

Me ha encantado conocer a esta nueva generación de Malory, siendo ya adultas, esta es la historia de Judith (hija de Anthony), pero también se sobreentiende que a continuación vendrá la de Jack (hija de James), la cual tiene bastante relevancia en este libro, lo mismo que los padres de ambas y bastantes más de Malory y Andersen.

La historia tiene un poco de todo, aventuras en el mar, sensualidad, el ya conocido sentido del humor de esta autora, una buena ambientación y la participación de los Malory, continuamente y de Jack, con la que presientes que la próxima historia que nos va a contar Johanna Lindsey, es la de ella.

Estoy muy intrigada, porque por lo que se escribe al final, este libro tiene muchas posibilidades que sea como los dos primeros de la saga.

Recomendable.