Detalle de la opinión

4.7 3 0.5
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Romántica histórica 135
Una lectura deliciosa
Valoración
 
4.5
2º Los secretos de Hadley Green

Quince años atrás, el testimonio de una niña de ocho años, Lily Boudine, la pupila de los Condes de Ashwood, fue determinante para acusar a Joseph Scott del robo de las joyas Ashwood y, por ello, fue encontrado culpable y condenado a la horca.

Lily siempre se ha resentido del papel que, involuntariamente, desempeñó en aquel juicio. Los recuerdos no sólo de la noche del robo, sino de aquella época, le han perseguido desde entonces. Por esa razón no acogió con agrado convertirse en la heredera de Ashwood y verse obligada a regresar a Hadley Green. Pero tras la charada representada por Keira y tras su necesaria huida a Irlanda, Lily debe ocupar su legítimo lugar como la condesa de Ashwood, salvar sus tierras y el porvenir de su gente.

La llegada de Lord Eberlin, que ha adquirido Tiber Park, la finca colindante, ha sembrado el caos. El misterioso conde danés parece determinado a llevar a la ruina a Ashwood, robándole terratenientes, las tierras más fértiles y construyendo un molino que compita con el suyo.
Pero detrás del nombre de Lord Eberlin se esconde Tobin Scott, el hijo de Joseph Scott, quien ha regresado a Hadley Green decidido a vengar la muerte de su padre y la injusticia que supuso la ruina y el exilio de su familia.

Tobin ha hecho su fortuna traficando con armas. Fue así como compró el título a un endeudado conde danés. Sus planes son claros, están minuciosamente esbozados: arruinará Ashwood, a la que más tarde indulta a cambio de la deshonra de Lily. Pero aún tiene más en mente: hará que todos aquellos nobles que los despreciaron y obligaron a abandonar Hadley Green lo adulen y agasajen como el conde que ahora es.

Tras leer El año que nos amamos peligrosamente, estaba impaciente por disfrutar de la segunda novela de Los secretos de Hadley Green.
Las historias de venganzas tienen algo que me resulta irresistible. Tal vez se deba a que, hace años, se publicaron algunas de las mejores novelas sobre venganzas que he leído y, en el fondo, las echaba un poco en falta.

La venganza de Lord Eberlin dista un poco de aquellas turbulentas y apasionadas novelas de amor y odio, pero, confieso, que me ha mantenido en vilo y con el corazón encogido durante un gran parte de la lectura. No destila la violencia ni la amargura de las novelas de venganzas de antaño -las había realmente angustiosas- pero a mí me ha gustado mucho. Y como con su predecesora, he encontrado una historia a ratos divertida, a ratos turbulenta, que te va envolviendo poco a poco, hasta que, sin percatarte, has llegado a la última página.

De entrada contamos con un protagonista masculino que está a años luz del prototipo de héroe romántico. Hablo del que podría ser un hombre fuerte, protector y pelín rufián. Tobin Scott, por el contrario, resulta a menudo odioso, y no el sentido agradable -si es que lo hubiera- de la palabra.
Su comportamiento durante gran parte la novela es atroz. Hacia Lily, hacia las tierras de Ashwood. Cuando desenmascaró a Keira y la amenazó con denunciarla ya nos hicimos una pequeña idea de su carácter, pero, en este libro, comprobamos que aún es capaz de mucho más lejos.

Sin embargo bajo esa fachada, casi inhumana, que muestra se esconde el pequeño Tobin Scott, el guardián de Lily. Juntos compartieron en el pasado algunos momentos, aunque cada uno los vivió de una manera y el recuerdo que permanece es diferente. Pero ese pasado en común terminará por unirlos un poco.

La imagen que tenía de Lily era la de una joven frívola, coqueta y un poco mimada. Pero lo cierto es que, como la condesa de Ashwood, es una rival formidable. Valiente, decidida y descarada, planta cara al impenitente Lord Eberlin. Lo que propicia escenas de esas que te mantienen en vilo, expectante, incapaz de dejar de leer.

Además la novela cuenta con una serie de personajes secundarios a remarcar: desde la pequeña y parlanchina Lucy, que al menos a mí me ganó con su cháchara incesante, Charity Scott, a algunas de las damas de Hadley Green, como Daria Babcock, los Orgley, los Morton, los duques de Darlington, Lord y Lady Harncostle, el señor Fish o ese escocés grandullón, Mackenzie, que con cada novela me gusta más. Juntos, dan lugar a una trama repleta de diálogos, complots, chismes, dimes y diretes que me han hecho pasar una lectura deliciosa.

De modo que, pese a que como digo antes, lejos está de parecerse a aquellas intensas y a veces desgarradoras novelas de venganzas de antaño, la historia de Lily y Tobin me ha conquistado. Pese a que de entrada el protagonista masculino no parezca ser capaz de despertar muchas simpatías, poco a poco ha ido ganándose un pedacito de mi corazón. La razón son, principalmente, varias escenas en que la coraza que lo recubre comienza a resquebrajarse; la razón es la dulzura que, para mi sorpresa, ha mostrado en alguna, rara, ocasión. La razón es que, a la postre, los héroes atormentados y vengativos tienen algo de por sí que me resulta irresistible. Incluso los que parecen lejos de la redención, como Tobin Scott.

Además, poco a poco, va desvelándose más sobre los acontecimientos ocurridos en 1792, alrededor del robo de las joyas Ashwood, y la muerte de Scott. La historia de la tía Althea y Joseph Scott, al menos a mí, me ha dejado aún más con el corazón en un puño. ¡Lástima que al acabar el libro sigamos con un montón de interrogantes en el aire!

La venganza de Lord Eberlin es una novela que, sin ser tan apasionada ni violenta como aquellas antiguas, con una cobertura más dulce, más divertida pero no exenta de amargura, me ha envuelto en sus páginas casi como hechizada.
Creo que es una buena historia, con diálogos entretenidos.
Es romántica, hay cierta dosis de humor, secretos a desvelar, una venganza largamente esperada.
A mí me ha bastado para cerrar el libro feliz pero, a la vez, con pena por acabarlo.
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