Cuando acabé La invitación me quedé con tantas ganas de seguir leyendo a la autora, que no dudé en hacerme con esta historia, que habían publicado casi a la par.

Sigo pensando que Vi Keeland es una apuesta segura para pasar un buen rato, pues sus diálogos son chispeantes y es una lectura fresca y adictiva, pero además en esta ocasión tiene algunas partes muy emotivas.

Rachel está apunto de comenzar sus estudios de posgrado de música, y además será la asistente del profesor, que por cierto se comenta que tiene muy malas pulgas .

La noche anterior al inicio del curso, Rachel está con su amiga en un bar, y allí también está el ex infiel de esta. Rachel no se lo piensa y lo pone de vuelta y media, sin darle apenas tiempo a replicar, aunque al salir se da cuenta de que ha cometido un error y no era el susodicho, pero con la confianza de que nunca se volverán a encontrar ni siquiera se disculpa.
Pero el mundo es un pañuelo y a la mañana siguiente, que dicho sea de paso llega tarde a la clase, se da cuenta de que el chico guapo al que metió la bronca es el profesor Caine West, que además odia la impuntualidad. Así que su principio de curso no puede ser más desastroso.

Caine es un profesor conocido por su mal humor y su poca paciencia para la impuntualidad, es temido y criticado por el campus, algo de lo que es consciente. Además no quiere líos con sus estudiantes y menos con sus ayudantes, aunque la atracción que siente por Rachel hace que quiera romper sus propias reglas.

Entre ellos empieza una relación de profesor y ayudante, aunque las chispas saltan entre ellos desde el momento en el que se conocen, Rachel está dispuesta a intentar algo más pero Caine es reticente porque sabe que siempre estropea las relaciones. Sin embargo, cuando alguien del pasado de Rachel aparece se le despertarán las alertas, y quizás sea capaz de admitir sus sentimientos hacia la joven.

Como he comentado al principio, la historia es bonita, adictiva y emotiva y me ha tenido enganchada de principio a fin.

Los personajes me han gustado mucho. Rachel es una joven dulce, inteligente y luchadora, que trabaja en un bar y lo combina con sus estudios, está deseando poder trabajar en la terapia musical, en la que ya hace sus pinitos con un hombre que padece alzheimer.

Tiene un pasado difícil que mantiene en secreto y lo que no sabe que hay algo del mismo que la une a Caine.

Me ha encantado su valentía y su tesón para conseguir lo que quiere y como se preocupa por el bienestar de los demás.

Caine también me ha gustado aunque en ocasiones le hubiera soltado alguna colleja por cabezota y por no sincerarse. Es un hombre que también ha pasado lo suyo, miembro de un grupo de rock que se deshizo porque el cantante y amigo suyo murió. Eso le ha marcado y le ha hecho ser un desastre en las relaciones, por lo que le da pánico implicarse con Rachel, que desde un principio le resulta familiar.

Caine es un hombre duro por fuera, el típico chico alfa, pero al conocerlo va descubriendo sus inseguridades, me ha gustado su evolución.

No hay demasiados secundarios en esta historia, Ada, la amiga y compañera de Rachel, que siempre está ahí para ella y viceversa, y Charlie, el propietario del bar donde trabajan que es como un padre para ellas y no duda en investigar a los pretendientes.

La historia está narrada a dos voces, aunque al principio la voz de Caine corresponde al pasado, donde va explicando una historia que aconteció hace años.

Un error maravilloso es una bonita y emotiva historia, que además de la trama romántica, toca temas duros como son las adicciones o el maltrato, también temas delicados como las enfermedades mentales, pero siempre tratadas con mucha delicadeza.

Una historia donde el amor y la pasión son el tema principal, pero los secretos, los constantes giros y sobre todo la música, les acompañan.