Antes que nada, debo decir que bajo mi punto de vista "Siempre la dama de honor" es una novela chick lit, no una novela romántica. La trama gira en torno a la vida de la protagonista, su trabajo, su día a día con sus amigas, su familia... y no se basa en la relación amorosa de la pareja –de hecho no existe una pareja protagonista, aunque sí que hay amor, por supuesto–. Pero es más bien un estilo a los libros de Bridget Jones, o El diablo se viste de Prada.

Esta lectura ha sido para mí como estar viendo una comedia romántica en el cine. Amena, pero fácil de olvidar.

A pesar de no ser el tipo de libro que me suele gustar, he de admitir que he disfrutado con esta divertida historia. Me he reído bastante y me lo he pasado bien con las andanzas de Maddie y sus amigas. Una que va a casarse, aunque cada vez está más insegura con la idea de contraer matrimonio y le asaltan mil dudas; y la otra que va a divorciarse tras haber sido abandonada por sorpresa por su marido.

También me ha gustado cómo Maddie por fin abre los ojos y decide hacer algo para mejorar su situación laboral, ya que su tirana jefa le hace la vida imposible, y ella vale para mucho más. Organizar eventos se le da genial y debía conformarse con ser la secretaria de nadie.

Pero como yo siempre busco el lado más romántico en este tipo de libros, lo que más me ha gustado es el triángulo amoroso –por llamarlo de alguna manera– entre Maddie, Will y Tom. Es difícil hablar de ello sin desvelar nada importante, pero no me resisto a confesar que las cosas no siempre son lo que parecen, y que desde el principio tenía mi preferencia clara entre los dos, que no voy a contar, claro. Pero me encanta con quién se queda al final.

No es que "Siempre la dama de honor" sea una gran novela, pero cumple su cometido de entretener y hacer pasar un buen rato. Creo que si te agradan los libros tipo Bridget Jones, puede que te guste este.