Terminar de leer una novela así, que me ha dejado la sensación de estar en una nube, con el corazón dichoso de felicidad y las emociones a flor de piel, es para mí sin duda, una gran satisfacción.

Pues es la segunda vez que leo a Mia Sheridan, y la segunda vez que me ha dejado éstas mismas fantásticos sensaciones.

La pluma de esta autora es tremendamente sensible y elegante, con la que es capaz de meterme en la historia y no poder despegarme de cada página.
Consiguiendo también, transmitirme cada sentimiento de los protagonistas y haciéndome conectar con ellos de una manera increíblemente hermosa.

En mi opinión ha creado una magistral y tierna historia, con un alto nivel de romanticismo, donde el drama tiene bastante peso en la trama pero que ha sabido compensar con otros sentimientos, como el amor puro y sincero que crece entre Kyland y Tenleigh (de los que es imposible no enamorarse) pero también de amistad, supervivencia, de esperanza. De sacrificios y de una lealtad abrumadora.

La novela, creo que principalmente por su excelente detallada ambientación y su trama, quizás triste pero motivadora, hace pensar en lo que verdaderamente tiene valor en la vida. En que nunca hay que rendirse, en que siempre hay que luchar por los sueños, y en que hay que levantarse cuando nos caemos.

Los protagonistas de esta historia a pesar de su juventud, dan una lección de humildad y verdadero amor de una manera preciosa y muy emotiva, que me ha dejado el corazón rebosante de felicidad. Creo que están perfectamente definidos y trabajados, y se han ganado mi corazón totalmente.

Ha sido una experiencia increíble leer de nuevo a esta autora que ya me fascinó con La voz de Archer, y que me ha vuelto a maravillar.

Sin duda es una excelente novela que recomiendo a todo el mundo.
Esta vez intentaré no perderme más novedades de la autora.

Desde luego que buen acierto tuvo esta editorial cuando decidió publicar a Mía Sheridan, porque está claro, al menos para mí, que leer algo de ella es tener garantía de que vas a disfrutar con la lectura, aunque te toque sufrir un poco por los protagonistas, que casi siempre es el caso.

Tenleigh y Kyland viven en un pequeño pueblo minero de Kentucky y aunque han coincidido en algunas clases nunca han tenido ningún trato, eso sí, los dos luchan por conseguir la beca para ir la universidad, que ofrece la dirección de la mina.

Tenleigh vive con su hermana y su madre, que tiene una enfermedad mental, viven en una humilde caravana con lo justo para subsistir, trabaja todo lo que puede y estudia a fondo con el fin de conseguir la beca, y poder salir de la miseria en la que están viviendo.

Kyland es un buen estudiante que, igual que Tenleigh opta a la beca, que por fin hará que salga de ese maldito pueblo en el que tanto ha sufrido, trabaja sin descanso con el fin de poder tener algo que llevarse a la boca y tener algo de calor en su humilde casa.

Cuando Tenleigh es despedida por proteger a Kyland, aunque nunca han hablado siquiera, él se acerca a ella porque se siente culpable, la acompaña para que no corra peligro como pago a lo que ha hecho por él, pero poco a poco se va convirtiendo en costumbre, se sienten cómodos el uno con el otro y van forjando una amistad, aunque la atracción es palpable, pero los dos tienen claro que están luchando por lo mismo, por escapar de ahí, y que no deberían enamorarse, pero el corazón no escucha a razones y se enamoran, entonces ¿qué pasará con el que pierda la beca ?

Me ha encantado esta historia, es preciosa, tierna, aunque el ambiente es un poco tristón, los personajes desde luego me han enamorado completamente, Tenleigh es una joven luchadora, madura, se turna con su hermana Marlo para cuidar de su madre, la vida no está siendo fácil para ella, y solo piensa en conseguir la beca para poder salir de la pobreza en la que viven y sacar a su familia de ahí, pero cuando se enamora de Kyland comienzan las dudas, ya no lo ve tan claro, porque también se la merece él, y además que pasará con ellos. Kyland, aparte de Archer creo que es el mejor personaje que ha construido esta autora (y eso que a mí me gustan todos), es un joven guaperas que parece indiferente a todo, pero tiene un corazón que no le cabe en el pecho, ya que siempre está ayudando a los demás, aunque no los conozca, es tierno, no contaba con enamorarse de Ten, pero ella le cala hondo, y su único defecto es que la juventud le hace tomar alguna decisión equivocada, que le pasará factura.

Hay que reconocerle a la autora que ha creado muy buena ambientación, ya que te hace vivir la pobreza del pueblo, la dura vida de los mineros, y realmente se te encoge el corazón, porque sabes que eso es real y lo viven muchas personas.

Como es habitual en la autora, la historia está narrada en primera persona desde el punto de vista de los dos protagonistas, aunque predomina el de Tenleigh, los capítulos son cortos y se leen de una tirada.

En definitiva, Kyland es una historia preciosa, tierna y dura a la vez, que te mantiene los sentimientos a flor de piel, una historia de esperanza, de superación, de sacrificio y sobre todo de amor, un amor de los que no se apagan ni con la distancia ni con el tiempo, con unos personajes reales, humanos, que desde luego llegan al corazón y se quedan en él.

Un libro que me va a costar quitarlo de mi cabeza y que pasa directamente, junto a los demás de la autora, a mi colección de joyitas.

Después de leer a Archer, Stinger, Grayson, y ahora a Kyland, estoy con la duda de a cuál de los cuatro prefiero. Lo que sí tengo muy claro es que esta autora sigue siendo una de las que voy a seguir muy de cerca, ya que cada nuevo libro suyo me convence todavía más de la buena narrativa de la que seguro voy a disfrutar, y de los momentos increíbles en los que voy a soñar mientras leo una de sus hermosas historias.

Es la historia de la autora que me ha parecido más trágica, por los padecimientos que pasan los protagonistas y a la vez la más dulce, por la edad de los protagonistas. A esa edad es cuando más profundamente y más intensamente te puedes enamorar y cuando puedes hacer más locuras y sacrificios por amor.

La forma en la que ambos están deseosos de entregar en sacrificio sus sueños al amor de su vida, aunque sólo uno lo consiga, es un ejemplo de ello. Aquí, aunque Tenleigh es una joven valiente y luchadora y que me ha parecido un personaje fuerte y con carisma, Kyland es el que me ha conquistado completamente por la generosidad y bondad hacia toda la comunidad. Es un ser humano increíble. Yo, desde luego, no conozco a nadie con una capacidad de sacrificio de ese calibre, y es bonito leerlo en una historia.

La narración que describe la autora de la vida en las montañas, me ha parecido sumamente dura, pero a la vez totalmente hermosa y generosa. Ya he leído algún que otro libro donde se nombra a los Apalaches y los pueblos y las costumbres de sus gentes. Es dura la vida allí, pero los paisajes con sus verdes valles, llenos de flores o blancos, por las nieves invernales, son de una belleza salvaje y conmovedora y te dejan una huella imborrable en el alma, que los oriundos de allí llevan dentro de ellos y no pueden olvidar nunca. Por eso vuelve Tenleigh, además de por Kyland. En cuanto a este, siente lo mismo. Tiene un contrato por el cual está ligado al lugar, pero cuando puede irse no lo hace y es el recuerdo de los campos de lavanda, donde nació el amor que le dio luz a su vida, y los atardeceres en las montañas que ama, pese a sus tristes recuerdos.

La relación de las dos hermanas es sumamente entrañable y el amor que sienten por su madre enferma las engrandece a las dos. Vemos que cuanto menos tiene una persona, más capacidad tiene de entregarse a los demás. En realidad lo sientes a lo largo de todo el libro, tanto en los protagonistas como en toda la comunidad de las montañas.

La expresión de los sentimientos es magistral, tanto del amor que sienten Kynland y Tenleigh como de esta con Marlo, su hermana, y de ambas con su madre. También se siente fuertemente la amistad, a extremos incluso, del sacrificio. Igualmente se siente la maldad y la envidia, como los males que siempre están al lado de lo bueno de la vida, ya que son inseparables, por desgracia.

El amor de los protagonistas es precioso. Empieza sin quererlo ninguno de los dos, con una simple atracción, pero se va convirtiendo, con la oposición de ambos y lentamente, en un amor tan grande que todo sacrificio es poco, y así lo demuestra Kyland, pese a que tiene que hacer daño para conseguir que Tenleigh cumpla el sueño de su vida.

Es una novela principalmente de sentimientos y superación personal, con momentos dulces, simpáticos y tiernos entre los protagonistas, y otros muy emotivos entre las hermanas con la madre, que me han afectado mucho. Está muy bien ambientada y nos muestra cómo vive este pueblo, la pobreza, la población minera, cómo se ayudan entre ellos, la descripción del entorno, que pese a la pobreza es asombrosamente hermoso.

Como acostumbra la autora, la historia la van contando alternativamente en primera persona Tenleigh y Kyland, un estilo que cada vez me gusta más. Es totalmente adictiva y te engancha enseguida, yo la he terminado en un día, incapaz de dejarla debido a la tensión permanente que te lleva hasta el final, y después a un precioso epílogo que me ha dejado con una grandiosa sonrisa en la boca y con unas ganas locas de leer otra maravillosa historia de Mia Sheridan.