El sueño de Sally MacKenzie siempre ha sido escribir novelas románticas. Cuando estaba estudiando la carrera de derecho, se planteó qué era lo que de verdad ella quería ser, se dio cuenta que no quería convertirse en abogada... así que dejó su carrera para dedicarse a su gran pasión por la escritura. Cuando sus hijos se hicieron mayores y empezaron a marcharse a la universidad, Sally volvió a escribir, y a revisar, y a volver a revisar, hasta que consiguió un manuscrito lo suficientemente depurado como para publicarse. Su primera novela, El duque desnudo, fue finalista del Golden Heart. Cuando no está escribiendo, o inmersa en los misterios de la promoción de un libro, a Sally se la puede encontrar en el gimnasio, trabajando duro para envejecer con elegancia, o en la piscina.